En un contexto laboral caracterizado por una gran volatilidad y la incertidumbre, resulta vital la capacidad de reacción de las empresas y su habilidad para reengancharse a los cambios vertiginosos que suceden alrededor. Una de las áreas en las que las compañías deben centrar sus esfuerzos para mejorar es la de Recursos Humanos, ya que el sistema de gestión del desempeño, que es uno de los procesos clave de la gestión del capital humano, requiere cambios significativos que impacten de manera positiva a la organización, como por ejemplo, el replanteo de procesos clave con mayor cercanía, poner foco en las metas, y proporcionar soporte a las personas y a los equipos.
Es así como en un nuevo escenario influenciado por la digitalización y las nuevas tecnologías, es imperante utilizar nuevas reglas, y es precisamente en este punto donde los cambios del Sistema de Gestión del Desempeño, cobran valor para poder adecuarlos a las nuevas tecnologías, incorporando herramientas digitales que agilicen procesos como la selección de candidatos o evaluación de los empleados.
Las compañías más innovadoras en la gestión del capital humano apuestan por realizar cambios significativos en sus estructuras como las políticas de cercanía centradas más en la persona, allanando el camino para el diálogo horizontal entre pares (Peer to Peer) y no tanto el sistema de órdenes unidireccional imperante hasta hace relativamente poco tiempo. La nueva realidad busca más cercanía en la gestión del desempeño y la búsqueda de metas y objetivos más participativos, que logren una interacción entre colaboradores, clientes y empleados. Con los individuos como eje, esta forma de gestión otorga mucha importancia a la escucha, incrementando la relevancia del formato de conversación en lugar del formato reunión, en el que existen jerarquías que podrían dificultar la transparencia y flujo de las opiniones, o a través de recursos como la búsqueda del feedback con otros agentes.
Otro de los puntos a implantar, es el planteamiento de objetivos y proyectos que sustituyan a las tareas, y que supongan un punto de ancla para que los empleados puedan desarrollar su actividad profesional, no con la ambición de escalar puestos o conseguir mejores sueldos, sino centrados en la superación y en objetivos personales. No se trata de no medir el logro del trabajo realizado, sino de hacerlo acorde con la nueva realidad y encaminándolo hacia metas beneficiosas para la empresa y el ecosistema en el que se mueve. Para ello, la empresa debe poder aceptar una naturaleza más flexible en cuanto a sus objetivos, más cercana a sus empleados y a la propia comunidad, con herramientas diseñadas expresamente para estimular al trabajador como es el reconocimiento oportuno, en lugar de a final de año, y con la utilización de equipos de trabajo con el fin de optimizar resultados, evaluando las distintas fórmulas de trabajo y aprovechando las que den mejor resultado.
Para ello, el uso de la tecnología y de soluciones especializadas de RRHH, permite incorporar todos estos aspectos a unos procesos de evaluación cada vez más detallados y complejos. En un mundo globalizado y cada vez más cambiante, las soluciones tecnológicas permiten entre otros aspectos trabajar online con empleados de todo el mundo y establecer procesos de evaluación homogéneos. Además, facilitan la identificación de los profesionales con alto potencial de desarrollo para fomentar sus habilidades en beneficio de la compañía. Y también servirán como “alerta temprana” para detectar los riesgos de fuga de talento, así como los posibles conflictos.